Sagunto revive 30 años después el ocaso industrial de Altos Hornos
Al cierre de Galmed en 2013 le seguirá el de Prosidmed al final de este ejercicio
Los sindicatos exigen nuevas inversiones para dinamizar la industria
Protestas durante la huelga de Bosal en julio. EL MUNDO
FRANCISCO ÁLVAREZValencia
Epicentro de la siderurgia valenciana, la recesión se ha cebado con el tejido industrial de Sagunto que, tres décadas después del desmantelamiento de Altos Hornos, sufre de nuevo los rigores de la crisis. Pese a que la demanda de acero repunta, impulsada por el auge del sector de la automoción, un sector de las compañías que se implantaron durante el proceso de reindustrialización atraviesan ahora por dificultades que comprometen su futuro en el Camp de Morvedre.
La población de la comarca que defendió a principios de los 80 la siderurgia valenciana ha vuelto a salir a la calle tres décadas después para exigir más carga de trabajo y garantizar así la continuidad de sus empleos. El cese de la producción de Galmed- galvanizadora del grupo Thyssen- encendió todas las alarmas en 2013. Hoy la fábrica permanece cerrada a cal y canto. Los últimos operarios la abandonaron el pasado 31 de julio. En su día, empleaba a más 160 personas.
"Fue una decisión estrictamente empresarial, porque la factoría era rentable", expone la secretaria general de CCOO en la comarca, Begoña Cortijo. Su paralización dejó tocada a buena parte de la industria, que dependía de su producción de acero para operar. En cualquier caso, la retirada de unidades de producción es una estrategia habitual entre las multinacionales del sector, que reordenan el mapa de plantas en función de sus intereses. Por eso el cierre de Galmed podría no ser definitivo. "Hay indicios que apuntan en esta dirección", precisa Cortijo. La multinacional germana ha acordado efectuar tareas de mantenimiento.
La sociedad que Thyssen y Ros Casares mantienen al 50% es una de las damnificadas por esta decisión empresarial. Desde entonces,la actividad en sus dos factorías ha caído por la falta de materia prima. Y las tensiones por el control de la compañía, que se están dirimiendo en los juzgados, unidas a los problemas de liquidez, han conducido a la firma -y a todo el grupo Ros- al concurso de acreedores. La negociación con el pool bancario, liderado por Bankia, ya ha arrancado y el futuro inmediato pasa por capitalizar la deuda con el fin de rescatar las unidades de negocio viables.
En este punto se encuentra también el grupo Condesa, que busca un acuerdo con la banca para recuperar el flujo del crédito antes del 15 de noviembre, cuando concluye el plazo para presentar la suspensión de pagos. "Tenemos pedidos pero nos faltan bovinas de acero, la materia prima, para trabajar", se lamenta un miembro del comité de empresa de Tumesa Sagunto, una de las seis factorías que la corporación vasca opera en España.
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